¿Te
pasas todo el tiempo pensando en lo que ya paso, en que quizás si hubieras
dicho o actuado de forma o manera diferente las cosas hubieran funcionado mejor?
¿Te
haz pasado toda la vida planificando tu futuro, pensado en el día de mañana?, ¿eres
de los que compran trajes, pasan años y no los usas porque los guardas para una
ocasión especial?
O
acaso, ¿eres de los que disfrutan lo bello de cada día? (que por cierto son muy
pocos)
Lamentablemente
la mayoría de nosotros se pasa todo el tiempo tanto en el pasado, como en el
futuro, de modo que descuidamos el presente.
Nos
pasamos la mayor parte del tiempo mortificándonos por situaciones y hechos
pasados, por desgracia aún no podemos cambiar lo ocurrido, todavía no existe
una maquina o aparato que traspase las barreras del tiempo y el espacio, y de
existir, difícilmente llegue a estar bajo nuestro alcance, por esta y otras
razones, como dice un viejo adagio: “pasado pisado”.
Es
obvio que todo error nos debe servir de experiencia, para no tener que cantar
como Julio Iglesias: “Tropecé de nuevo y con la misma piedra”… y así que es
lógico que evitemos volver a tropezar, el cometer los mismos errores una y otra
vez. Pero, no existe razón alguna para seguir haciéndonos daño con el pasado.
Otros
pasamos la mayor porción de nuestra corta vida viviendo en el futuro, haciendo
planes y planes, guardando lo mejor para el mañana. ¿Y sí no hay mañana? ¿Acaso
no te das cuenta que lo único que tenemos seguro en esta traicionera vida es la
muerte? Si por casualidad de la vida (Dios no quiera) hoy al cruzar la calle te
atropella un auto, o tranquilo en casa te da un paro cardiaco, ¿crees valiera
la pena guardar ese vestido que tanto te gusta para una ocasión especial? ¡Por
Dios! ¡Todos los días son especiales! Vive cada uno de los que te quedan (que
verdaderamente, quizás no sean muchos) como si fuera el último; claro está, te
preparas para ser alguien en la vida (nunca me ha gustado esa preposición de
“para ser alguien en la vida”, acaso, ¿no somos alguien en la vida? de hecho se
supone lo somos desde el nacimiento, o aún más temprano, desde la concepción,
puesto que en el momento en que el espermatozoide fecunda el óvulo estamos
vivos), mejor dicho, nos preparamos para tener un buen empleo, formar una
familia dentro de las leyes, costumbres y parámetros de nuestra sociedad, para
darle lo mejor a nuestros hijos, para ser alguien “productivo” en la sociedad.
Pero, el hecho de que nos preparemos para esa vida que desde muy niños
idealizamos y nos han dicho debe ser
así, no implica que descuidemos lo que tenemos en frente por algo que
completamente desconocemos y que siquiera es seguro, ¿Por qué soltar pájaro en
mano por 100 volando?
En
otras ocasiones hemos dicho: ¡Todos los extremos son malos!
También
existen los que viven el día a día sin propósito, escrito está: “Así que, no os
afanéis por el mañana, que el mañana traerá su afán. Bástele al día su propio
mal.” (Según la traducción bíblica), pero sería un poco estúpido, sino
demasiado, el que sabiendo no tienes comida ni empleo te quedes en casa y no salgas en busca de
mejoría porque hoy la vecina te llevo un plato de comida, ¿y si mañana no te lleva? No puedes
esperar a que tus problemas se solucionen mágicamente, si no tocas no se te abrirá.
La
clave de todo es aprender a llevar el balance en las cosas:
- Disfruta la vida día a día.
- No te guardes sentimientos y emociones. (Quizás esa persona necesita escucharte decirte que la quieres; además de que mañana pudiera ser muy tarde)
- Si extrañas a alguien, pues búscalo.
- Jamás, pero jamás gastes lo que aún no ganas.
- Luego de un techo propio, ahorra para emergencias, pero no mucho. Lo que no es imprescindible pues sencillamente no es necesario; no te hace falta para tener una vida sana, pues no lo necesitas, así que nada de lujos, (mueres y no eres faraón para llevártelo a la tumba), además, solo dejas problemas a la familia por la repartición de bienes. ¡Por favor! No te agobies por conseguir cosas que verdaderamente no son necesarias.
- ¡Toma vacaciones!
- Disfruta del paisaje.
- Lee un buen libro.
- No pospongas la visita al médico. (Es mejor prevenir que lamentar)
- Vive cada día como si fuese el último. (Pero sin excesos)
- Haz las cosas que gustes.
- Compra una mascota. (Y disfruta con sus ocurrencias)
¡Bendiciones!
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